Bienvenidos


«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


15 de septiembre de 2010

LA IMPORTANCIA DE PERDONAR

Y de nuevo escribiendo sobre una parte íntegra de nuestra composición humana, los valores. Si no se tienen valores uno se convierte en peor que bestia, pero no me refiero a las bestias ofendiendo a los sabios animales, sino a las bestias de cuentos de terror más horripilantes que puedan existir en la imaginación, en el universo, a esas me refiero. O a las cucarachas, porque no creo que pueda haber alguien que le gusten las cucarachas, en eso nos convertimos cuando no tenemos valores, y uno de esos valores es el perdón o la importancia de perdonar, como es que intitulo esta reflexión.

Tu vida esta plena de logros, lucha y grandes esfuerzos y aunque aveces no parezca cada día te vas acercando paso a paso a lo que tu quieres, pero ten cuidado, puedes tener un enemigo capaz de destruir sin piedad lo que con tanto trabajo has construido, sea poco o mucho y me refiero a tus propios resentimientos.

El resentimiento es como tomar un veneno para tratar de envenenar a otro. Mientras el dolor pasa, el rencor se queda, lo agravas como una herida que no se deja sanar. El resentimiento es un monstruo que puede tener el tamaño que le des, lo puedes alimentar con los pensamientos de queja y de autocompasión. Entre más lo crezcas, más partes de tu vida invadirá, la energía que le das a ese fantasma es la misma que puedes usar para construir tus sueños o la vida más plena y feliz que te mereces.

Quien no perdona sin darse cuenta poco a poco se aisla, empieza a olvidar o dejar de disfrutar lo grato de su vida. Con el rencor te haces más difícil lo difícil y lo agradable se opaca con el tormento de la amargura. Digno, no es quien resiente; digno es quien perdona. ¡Qué estúpida es la venganza que mantiene anclado al dolor! La venganza sabia es dejarlo ir, seguir adelante, es construirse en vez de destruirse.

El perdón es un regalo para sí mismo, es regalarse la paz, es soltar la carga, es decidir mirar la luz de nuevo y con determinación caminar hacia ella, hacia lo mejor de ti, de tu vida. No perdones para que el otro cambie, acéptalo: nunca las otras personas van a ser como tú quieres, yo creo que eso no depende de ti. No le des a nadie el poder de hacerte infeliz. Perdona porque decides hacerlo, retoma tu poder, tu inmensa capacidad de construir tu propia tranquilidad.

4 de septiembre de 2010

¿QUÉ IMPLICA SER VALIENTE?

En estos últimos días he compartido con todos quienes leen este espacio algunos de los tantos valores que distinguen al ser humano de las cucarachas, aquello que nos hace distintos a las bestias. Y en esta ocasión me quiero remitir a la valentía.

Hay que arriesgarlo todo, la vida necesita inmenso valor. Los cobardes simplemente existen, no viven porque toda su vida esta basada en el miedo y eso es peor que la muerte. Viven en una clase de paranoia y tienen miedo de todo y no solamente de cosas reales sino también de cosas irreales; le tienen miedo al infierno, a los fantasmas, a Dios, tienen miedo de mil y una cosas que ellos mismos u otros como ellos se han imaginado.

Es tanto el miedo que vivir se hace imposible y sólo los valientes pueden vivir, el primer paso para aprender es el valor. A pesar de todos los miedos, uno debe empezar a vivir y ¿por qué se necesita valor para vivir? Pues porque la vida es inseguridad; si les das demasiada importancia a la seguridad, a la estabilidad, a lo seguro permanecerás confinado en un pequeño rincón casi en una prisión fijada por ti mismo. Será segura esa prisión pero no tendrá vida, será segura tu vida pero no tendrá ni aventura ni éxtasis. La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas, en animarse, en hacer lo nuevo, en dejar atrás el pasado.

Se valiente y sacrifícalo todo por la vida, nada vale más que ella. No sacrifiques tu vida por pequeñas cosas, cosas insignificantes como el dinero, la seguridad económica, la estabilidad en una relación; nada de eso tiene valor. Uno tiene que vivir su propia vida tan totalmente como le sea posible, entonces, sólo entonces y únicamente entonces, la alegría llega. No antes, no después. Completa y absolutamente de acuerdo, que ni que, mis amigos.

1 de septiembre de 2010

LA CONFIANZA

En este rincón de la red para opinar y sobre todo para reflexionar, he hecho mucho hincapié en distintas ocasiones en eso que viene con nuestro cuerpo cuando nacemos. Es parte, incluso, de nuestra anatomía humana que vive dentro del corazón y, me refiero precisamente a los valores. Quien se olvida de ellos comienza a involucionar, es decir, ir hacia atrás y a convertirse en bestia. Los valores es lo que nos hace evolucionar y volar, y hoy en concreto quiero hablarles de la confianza en base a la manera en que personalmente la entiendo y la materializo con la gente que amo.

Pues bien, la confianza, podríamos decir que es casi como nuestra obligación actualmente. En un mundo como este, ¿cómo confiar en el mundo? El maestro más grande que pisó la Tierra, llamado Jesús (independientemente de cualquiera que sea su religión, que son muy respetables absolutamente todas las religiones del mundo), nos enseñó algo muy claro al referirse “al poner la otra mejilla”.

Poner la otra mejilla no es cuando a uno lo cacheteen, uno vaya pidiendo otra cachetada, no. Poner la otra mejila significa volver a confiar en la raza humana o volver a confiar en las personas. Incluso cuando nos den una cachetada, porque sólo quien confía, puede llegar a ver materializado lo más profundo de su corazón y sus anhelos más hermosos que hay para este mundo. Confiar es ensencial y fundamental para no caerse o no contaminarse o no dejarse arrastrar por lo que pareciera ser una gran oleada impura de lodo espeso que esta ocurriéndole al mundo.

Confiar es admitir y reconocer nuestros temores y enfretarlos cara a cara, es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Confiar es defender nuestros principios sin preocuparnos por lo que otros dirán. Confiar es escuchar a nuestro corazón, vivir nuestra vida y no aceptar sino lo que para nosotros es mejor. Confiar es tomar el primer paso, dar un gran salto o cambiar el destino, nuestro camino. Confiar es intentar lo que nadie supo hacer y creen imposible realizar. Confiar es mantener el espíritu en los desencantos y considerar las derrotas no como el fin, sino como un nuevo comienzo.

Confiar es creer que por fin las cosas mejorarán aunque por ahora parezcan peores. Confiar es tener responsabilidad sobre nuestras acciones y saber admitir nuestros errores sin culpar a los demás, es confiar no en los demás, sino en nuestra habilidad y esmero para triunfar. Confiar es negarse a rendirse, aunque la posibilidad nos intimide. Confiar es trazar nuestra meta, mantenernos bien en una meta y hallar soluciones para los obstáculos. Confiar es pensar en grande, apuntar muy alto y llegar muy lejos. Confiar es adoptar un sueño y hacerlo todo, arriesgarlo todo, no rendirse jamás ante ningún obstáculo para tornarlo realidad. Eso es confiar y es uno de nuestros valores que vive en el corazón. ¡Que ni que!