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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


12 de julio de 2012

DECÁLOGO DEL ABOGADO

Decálogo del Abogado por Eduardo J. Couture

I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco menos Abogado.

II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.



7 de julio de 2012

¿ADIVINA QUIEN SOY?


 


¿Por qué me estás olvidando?

¿Por qué te aburres conmigo?

¿Por qué me traicionas?

Cuando no me tenías, me buscabas. Algunas veces hasta me rogabas y sufrías por mí.

Sentías celos cuando veías a otros conmigo.

Después de que me conseguiste, me dedicaste tu interés, tu tiempo, tus cuidados, y te esforzabas por mí.

Hasta acudías puntual a nuestras citas.

Yo cuido tu salud y la de tu familia, por si alguna vez se ve quebrantada.

Por mi, dispones de servicios médicos.

Yo velo por la seguridad de tí y de tu familia. Yo soy quien te proporciona lo que necesitas.

Hasta un poco de felicidad, y aquí estoy, esperando.

Cuídame igual que antes, y recuerda: yo también puedo cansarme de esperar.

Muchos me buscan y sufren por mí. Al igual que tú lo hiciste.

Y me necesitas tanto como yo a tí.

¿Quién soy?

¿Todavía no lo sabes?

¿Ves, como tengo razón?


Soy yo, tu trabajo.

5 de mayo de 2012

COMPETIDORES, YO LOS SALUDO


Parafraseando a Sam Moore Walton, un hombre de negocios y empresario estadounidense nacido en Oklahoma, conocido por haber fundado dos de las tiendas minoristas más importantes de Estados Unidos, Wal-Mart y Sam's, les comparto un par de ideas que les dedicaba a todos aquellos que querían competir imitando el ingenio y la creatividad de este gran conocedor de los negocios a nivel internacional:

Benditos sean mis competidores, quienes me hacen levantar temprano y me rinde más el día, que me obligan a ser más atentos, competente y disciplinado; aquéllos que me obligan a utilizar mi inteligencia para mejorar mis servicios.

Benditos sean mis competidores que me imponen la diligencia pues si no existieran sería una persona dedicada sólo para mí, incompetente y retrógado.

Benditos sean mis competidores que callan mis virtudes y gritan a voz en cuello mis defectos y así los puedo corregir, aquéllos que quisieran arrebasarme el lugar que tengo lo cual me obliga a ingeniármelas para conservar todo lo que poseo.

Benditos los que me hacen ver en cada cliente, un hombre al que debo servir y no explorar; lo que me da un amigo en cada uno, los que me hacen tratar humanamente a mis compañeros para que se sientan parte de mi equipo y rinden más con entusiasmo.  
  
Benditos sean mis competidores que por su persistencia me he convertido en factor de progreso y prosperidad para mi empresa.

Yo le agregaría, benditos y dichosos sean todos aquellos que nos odian y compiten contra nosotros, benditos sean nuestros imitadores, pues de ellos serán nuestros errores. Sean felices.