Bienvenidos


«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


10 de mayo de 2014

Hay una Mujer...

Hay una Mujer que tiene algo de Dios,
Por la inmensidad de su Amor.
Y mucho de ángel por la incasable
solicitud de sus cuidados.

Una Mujer que siendo joven,
tiene la reflexión de una anciana.
Y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud.

Una Mujer que si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio.
Y si es instruida se acomoda 
a la simplicidad de los niños.

Una Mujer que siendo pobre,
se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
sus tesoros para no sufrir 
en su corazón la herida la de ingratitud. 

Una Mujer que siendo vigorosa,
Se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a veces
con la bravura del León.

Una Mujer que mientras vive 
no la sabemos estimar porque
a su lado los dolores se olvidan,
pero después de muerta, 
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo... 
Un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus labios.

De esa Hermosa Mujer, no me pidas el nombre,
si es que no quieres empape de lágrimas el pañuelo...
¡Esa Mujer ya la estoy viendo por mi camino...
Ella, es ni más ni menos, que mi Bella Madre!



31 de marzo de 2014

No puedo

“No puedo” es la peor frase que se ha escrito o hablado, haciendo más daño que la calumnia o las mentiras. Sobre ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban del valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; es quien prohíja al terror y al trabajo a medio hacer.
Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que labora un indolente conformista.
Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes.
Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y lo sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza.
Diariamente aplasta la ambición y el valor; devasta el propósito del hombre y acorta sus metas. Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; rehúsale el alojamiento que busca en tu mente.
Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Ódiala, con odio profundo y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo Hombre (o Mujer), sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”.
Los que amamos al Señor, sabemos que Él todo lo puede y en Él nosotros lo podremos y si acaso no podemos, Él nos dirá, tú no puedes, pero déjame a mi, que yo sí puedo, Señor.

¡Cuánta razón Don Facundo Cabral! 
En amor y servicio, para ustedes. Nada más.

Feliz Fin de Mes.


29 de marzo de 2014

¿Felices los normales?

¿Qué es la Felicidad? Para mí, desde un punto de vista teórico, es un concepto abstracto que cada ser humano interpretará de acuerdo con sus necesidades. Les comparto un bello poema:

Felices los normales, esos seres extraños,

Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los "rintintín" y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras...
              
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan...
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos que sus padres y más delincuentes que sus hijos.
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.

¡Basta de tibiezas! Si es sí. No es no.

Sean felices, mis amigos.