Quiero que me aceptes y no que me apruebes. Aceptarme se refiere al hecho de que nada puedes hacer para cambiar mi esencia o exigirme que me amolde totalmente a tus gustos y expectativas. No queda más remedio: me aceptas como soy y seguimos juntos o no me aceptas como soy y sigo solo. Aprobarme, en cambio, implica un juicio de valor. Es un “sí” que no me gusta. ¿Por qué deberías aprobarme o desaprobarme como persona? Esperar que me apruebes moral o éticamente para estar conmigo no va con mis principios. Es que no quiero participar de ninguna sociedad donde sea socio minorista. No me interesa. No quiero ser “aprobado” para ser amado. Mira bien, esto es lo que soy. Si me sometiera a tu complacencia, sería menos que tú como persona, te otorgaría el derecho a evaluarme, y eso no va a ocurrir. Ámame sin exámenes de admisión, marca tus límites y dímelos; yo veré cómo no traspasarlos. Y si no fuera capaz, me alejaría de inmediato, sin angustias ni quebrantos. Amar es no juzgar.
Bienvenidos
«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».
22 de junio de 2014
10 de mayo de 2014
Hay una Mujer...
Hay una Mujer que tiene algo de Dios,
Por la inmensidad de su Amor.
Y mucho de ángel por la
incasable
solicitud de sus cuidados.
Una Mujer que siendo joven,
tiene la reflexión de una
anciana.
Y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud.
Una Mujer que si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio.
Y si es instruida se acomoda
a la simplicidad de los niños.
Una Mujer que siendo pobre,
se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
sus tesoros para no sufrir
en su corazón la herida la de
ingratitud.
Una Mujer que siendo vigorosa,
Se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a
veces
con la bravura del León.
Una Mujer que mientras vive
no la sabemos estimar porque
a su lado los dolores se
olvidan,
pero después de muerta,
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo...
Un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus
labios.
De esa Hermosa Mujer, no me pidas el
nombre,
si es que no quieres empape de lágrimas
el pañuelo...
¡Esa Mujer ya la estoy viendo por mi
camino...
Ella, es ni más ni menos, que mi Bella
Madre!

Por la inmensidad de su Amor.
Y mucho de ángel por la
incasable
solicitud de sus cuidados.
Una Mujer que siendo joven,
tiene la reflexión de una
anciana.
Y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud.
Una Mujer que si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio.
Y si es instruida se acomoda
a la simplicidad de los niños.
Una Mujer que siendo pobre,
se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
sus tesoros para no sufrir
en su corazón la herida la de
ingratitud.
Una Mujer que siendo vigorosa,
Se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a
veces
con la bravura del León.
Una Mujer que mientras vive
no la sabemos estimar porque
a su lado los dolores se
olvidan,
pero después de muerta,
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo...
Un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus
labios.
De esa Hermosa Mujer, no me pidas el
nombre,
si es que no quieres empape de lágrimas
el pañuelo...
¡Esa Mujer ya la estoy viendo por mi
camino...
Ella, es ni más ni menos, que mi Bella
Madre!
31 de marzo de 2014
No puedo
“No puedo” es la peor frase que se ha escrito o hablado, haciendo más daño que la calumnia o las mentiras. Sobre ella muchos espíritus fuertes se han quebrantado y con ella muchos buenos propósitos mueren.
Brota, cada mañana, de los labios de quienes no piensan y nos roban del valor que necesitamos durante el día.
Suena en nuestros oídos como una advertencia enviada a tiempo y se ríe cuando tropezamos y caemos por el camino.
“No puedo” es la madre de la iniciativa débil; es quien prohíja al terror y al trabajo a medio hacer.
Debilita los esfuerzos de inteligentes artesanos y hace del que labora un indolente conformista.
Envenena el alma del hombre con visión, aplasta en su infancia muchos planes.
Saluda al trabajo honesto con abierto desprecio y se burla de las esperanzas y lo sueños del hombre.
“No puedo” es una frase que nadie debiera pronunciar sin ruborizarse; el pronunciarla debiera ser motivo de vergüenza.
Diariamente aplasta la ambición y el valor; devasta el propósito del hombre y acorta sus metas. Despréciala con todo tu odio por el error que inculca; rehúsale el alojamiento que busca en tu mente.
Ármate contra ella como contra una criatura de terror y todo lo que soñamos algún día lo obtendremos.
“No puedo” es la frase que, para la ambición, es un enemigo emboscado que busca destruir nuestra voluntad. Su presa es, para siempre, el hombre con una misión y se inclina tan solo ante el valor, la paciencia y la habilidad.
Ódiala, con odio profundo y permanente, porque una vez bienvenida, quebrantará a todo Hombre (o Mujer), sin importar la meta que esté buscando. Más bien, sigue intentándolo y respóndele a ese demonio diciéndole: “Sí puedo”.
Los que amamos al Señor, sabemos que Él todo lo puede y en Él nosotros lo podremos y si acaso no podemos, Él nos dirá, tú no puedes, pero déjame a mi, que yo sí puedo, Señor.
¡Cuánta razón Don Facundo Cabral!
¡Cuánta razón Don Facundo Cabral!
En amor y servicio, para ustedes. Nada más.
Feliz Fin de Mes.
Feliz Fin de Mes.
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