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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


1 de enero de 2016

El deseo de las mujeres

Y sí, hay que aceptar con dignidad y resignación, que los varones escasean, dice Gabriela Acher, una escritora uruguaya de la que me permito compartirles parte de su literatura y su forma de pensar el día de hoy.

El que no está casado, es soltero, insoportable, separado deprimido, divorciado, rencoroso o gay sin asumir. Señala la autora. 
Y no es que ya no haya más hombres, es que las mujeres cada vez, son más exigentes.

Antes se conformaban con conseguir un esposo. 
Ahora, es más difícil, pretenden encontrar un hombre. Hay que reconocer que sus pretensiones, respecto del "Príncipe Azul", han cambiado.

¿Qué quieren ellas? Según Gabriela Acher, esto:

Que esté en casa, pero no todo el día.
Que sea pulcro, pero no obsesivo por el orden y la limpieza.
Que sea cariñoso, pero no empalagoso.
Que durmamos juntos, pero no todos los días.
Que sea seductor, pero no mujeriego.
Que tenga buena posición económica, pero que no trabaje todo el día.
Que sea buen amante, para cuando una tenga ganas.
Que respete a la familia, pero que no pase tanto tiempo con su madre.
Que sea romántico, pero no cursi.
Que no sea egoísta, pero tampoco derrochador.
Que no sea celoso, pero tampoco indiferente.
Que sea protector, pero que no sea mi guardaespaldas.
Que se conmueva, pero que no rompa en llanto.
Que sea duro, pero flexible.
Que tenga auto, pero que no lo cuide tanto.
Que sea sociable, pero nunca los amigos primero que una.

Por eso, la recomendación pesa en "la cama afuera", a la hora de elegir una nueva pareja.

Todas saben tres cosas importantes en la vida, a saber:

1. Que "El Príncipe Azul" destiñe en el primer lavado.
2. Que los más Caballeros te protegen de todo, menos de sí mismos; y,
3. Que "Caperucita Roja" siempre fue más viva que el lobo.

Agregaría a todo esto algo más: Que la convivencia es como en los cuentos: tarde o temprano la bella princesa se convierte en bruja y el príncipe azul a veces en un sapo.

Feliz primer día de enero.


10 de julio de 2015

Búscate una loca, porque te querrá con locura

Búscate una loca, de las de remate.

De las que cuando piensas que ya no puede hacer algo más estúpido, va y te sorprende con algo inesperado.

Busca una chica que se ría a carcajadas, sin importarle donde se encuentra o quien tenga alrededor.

Esa que te cuente chistes malos y haga bromas tontas sin que puedas evitar reírte y no sepas el porqué.

Que cante por la calle con la música de algún coche e intente que tu también lo hagas. Que baile bajo la lluvia sin preocuparse por su peinado.

Búscate una pesada, de las que juegan con tus puntos débiles o manías sabiendo que consiguen desquiciarte, provocando en ti una ganas locas de ahogarla, pero con abrazos.

Busca una irracional, humilde, sencilla y directa. Que llore, que grite, que tenga carácter. Que te monte "numeritos" pero los compense con muy buenas escenas.

Que no sepas como va a reaccionar, que tenga múltiples personalidades y consiga enamorarte con cada una de ellas. Y que solamente puedas hacerla callar con besos.

Esa chica que hará todo lo posible por sacarte una sonrisa en los momentos más duros, que te dará la mano y no te soltará hasta que esté completamente segura de que no pierdes el equilibrio.

La que no haga falta que te diga nada, porque con la mirada te lo dirá todo. Que te entregará todo desde el minuto uno sin pedir nada a cambio.

Búscate una chica con la que pierdas la noción del tiempo y del espacio, porque con ella sabes que estás en casa.


24 de junio de 2015

El arte de saber hacerse el bruto

Mi mamá me decía con frecuencia que yo iba salir adelante no por inteligente, sino por bruto. Esta afirmación que entonces me ofendía, con el tiempo me ha llegado a parecer sabia y útil. Ahora me doy cuenta de lo importante que es saber hacerse el bruto.

Por ejemplo:

Si un pariente cercano me dice una indirecta para ofenderme, me hago el bruto que no entiende y así no le doy el gusto de amargarme la vida.

Si quiero aprender algo que me cuesta trabajo, me hago el bruto, no sucumbo a la impaciencia de los demás y sigo intentando hasta lograrlo.

Si mi compañero de trabajo o mi superior permanecen irritados la mayor parte del tiempo, no pienso que es conmigo o por mí, sino que me hago el bruto y me digo: "Debe ser que le duele una muela" y de esa manera me hago inmune al contagio de ese dolor.

Cuando dicen "no" a mi objetivo, me hago el bruto y entiendo "todavía no" y así me permito seguir buscando formas de conseguirlo.

Si algo que intento cien veces no me resulta como quiero, no me tildo de bruto por no haberlo logrado, sino que pienso en lo bruto que sería si desistiera después de tanto esfuerzo.

Cuando estoy hablando por teléfono con alguien de quien necesito un servicio o información y la persona sube el tono de voz más de lo necesario y vocaliza cada palabra exageradamente, tal como si dijera: "No sea bruto, ¿acaso no entiende lo que le estoy diciendo?" Decido entonces respirar profundamente, contestarle pausadamente y con calidez, dándole las gracias por su paciencia con mi falta de entendimiento...

Esto funciona como magia la mayoría de las veces para cambiar las mareas a mi favor.