Muchas personas en esta época se la pasan la mayor parte del
tiempo sintiéndose ofendidas por lo que alguien más les hizo. Lo sorprendente
de todo esto es que… ¡Nadie nos ha ofendido! Son nuestras expectativas de lo
que esperábamos de esas personas, las que nos hieren y lastiman. Y las expectativas
las creamos nosotros mismos con nuestros pensamientos. No son reales. Son imaginarias.
Si uno esperaba que sus padres le dieran más amor y no fue así, no tiene por
qué sentirte ofendido. Son las expectativas de lo que un padre ideal debió
hacer con uno, las que fueron violadas. Y nuestras ideas son las que nos
lastiman.
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera
naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros
padres y la sociedad nos enseñan. Crean una novela falsa de cómo deberían ser
las cosas en todos los aspectos de nuestra vida y de cómo deben actuar los
demás.
Y tú, quien está leyendo esto, ¿de qué eres esclavo hoy? ¿De
las heridas que recibiste cuando eras un infante? ¿De tus traumas? ¿De lo que
alguien más decidió que fueras? ¿De una relación que no te satisface? ¿De un
trabajo que no disfrutas? ¿De la rutina de tu vida?
¡Libérate ya! Arroja eso que llevas en la espalda y en que
guardas el resentimiento, el rencor y la culpa. Deja ya de culpar a otros y a
tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad
de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes
otra oportunidad para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. La
responsabilidad es toda tuya. Tu felicidad no depende de tus padres, de tu
pareja, de tus amigos, de tu pasado, depende solo de ti.
¿Qué te lo impide? ¿El miedo al rechazo? ¿Al éxito? ¿Al
fracaso? ¿Al “qué dirán”? ¿A la crítica? ¿A cometer errores? ¿A la soledad?
¡Rompe las cadenas que te has impuesto! A lo único que le
debes tener miedo es a no ser tú mismo o tú misma, a dejar pasar tu vida sin
hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarte a otros, de
decir lo que piensas, de compartir lo que tienes. Tú eres parte de la vida y
como todos, puedes caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han
sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados. Date cuenta de que
nadie lleva un registro de tus faltas, solo tú. Ese juez que te reprocha, ese
verdugo que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica. Ya déjate en paz,
ya perdónate, sólo tú puedes lograrlo.
¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres queridos? ¿Cuando
te queden unos minutos de vida? ¿Cuando les queden a ellos unos minutos de
vida?
El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre. Recuerda
que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos tiempo que perder en
rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del
pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar
cambiarlos, acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han
recibido: su libertad.
Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas. Si pretendes que
todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has decidido, si pretendes
controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto. Permite a otros
que tomen sus propias decisiones como has de tomar las tuyas, tratando siempre
de lograr lo que es mejor para todos. Así podrás llenar tu vida de armonía.
¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida?
¿Que se arreglen todos tus problemas? ¿Que superes todos tus traumas? ¿Que por fin
alguien reconozca tu valía? ¿Que llegue el amor de tu vida? ¿Que regrese el que
se fue? ¿Que todo te salga como tú quieres? ¿Que se acabe la crisis económica?
¿Que te suceda un milagro? ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto?
¡Despierta ya! ¡Esta es la vida! La vida no es lo que sucede
cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuando tengas eso que tanto
deseas. La vida es lo que está pasando en este preciso instante que lees esta
reflexión. Tu vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo
estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento,
tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan
oxígeno a donde se requiera. En este momento, algo que no podemos comprender,
te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, hasta
llorar, si quieres.
No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar
todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y
agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el
canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de las personas que quieres.
Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás
vivo, estás vivo, estás vivo”.
Me queda claro que la vida no es perfecta, que está llena de
situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso
se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: una
gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir como
reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres amados.
Sé también que no somos perfectos, nadie lo es. Y sin embargo,
millones de circunstancias se han reunido para que existas. Fuiste formado a
partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes
y defectos. Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus
secretos y tu agresión, los compartes con todos tus hermanos. ¡Bienvenido a la
raza humana! Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad.
Si te preguntaras ahora, quién soy yo para decirte todo esto,
te contestaría que no soy nadie, simplemente una versión diferente de lo que tú
eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser
libre y recuperar todo el poder de su vida.
Espero que tú también decidas hacerlo y cuando lo hagas, yo esté
también contigo, lejos o cerca agradeciéndote el tomarte unos minutos para
reflexionar conmigo en este día. Intoxícate con la vida. La vida real es más
hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá
decírtelo por experiencia. ¡Feliz Navidad!