Bienvenidos


«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


25 de septiembre de 2010

EL DESAPEGO

Hay al menos tres cosas que los seres humanos venimos a trabajar en esta vida: una de ellas es el desapego a las cosas y a las personas, otra es el descubrimiento del amor y la otra es el vencimiento total del ego. Y el desapego es lo que más trabajo nos cuesta absolutamente a todos, sin excepción alguna. Los seres humanos nos apegamos a las cosas que vamos ganando, que vamos almacenando y también nos apegamos a las personas.

En el desapego existen varios procesos como es el proceso de sanarse. Ustedes pueden llegar a extrañar muchísimo a una persona; obviamente el desapego no quiere decir “me vale gorro” y ser tan egoísta como para decir que no pensamos en alguien, por supuesto que pensamos en esa persona. La gran diferencia estriba en cuando hay amor y cuando es una necesidad, cuando es una adicción –porque somos adictivos a las personas– estriba en la necesidad.

Alguien que ama no necesita a esa persona curiosamente. Cuando ustedes aman a una persona, aman a esa persona de una manera libre, de una manera en la que se extraña estar con esa persona pero, que uno se regocija al saber que esa persona está bien o al saber que esa persona es feliz conmigo o con otra persona pero, cuando necesitamos a alguien y nos aferramos a estar por alguien, lo más probable es que el amor se esté confundiendo con necesidad y obsesión, y eso no es amor. La necesidad es adicción porque aunque no lo crean, nos convertimos adictos a una persona por atracción física o sexual, nos convertimos en una persona por necesidad de protección y de muchas otras carencias que podemos tener desde niños, pero cuando llegamos todos esos huecos que tuvimos de niños, es cuando podemos llevar o entablar una relación sana sin necesidad y libres por completo.

La pregunta aquí es ¿qué tan dispuestos estamos a vencer a nuestro ego y darnos cuenta en realidad de todas las cosas que nos duele desprendernos? Porque el ego nos quiere confundir diciendo que amamos a alguien cuando en realidad lo necesitamos o somos adictos a esa persona. Aprendamos pues a desapegarnos de las cosas y aunque haya un inevitable dolor y sufrimiento recordemos que el dolor puede ser temporal, pero si nos rendimos durará toda la vida. Sean felices.

19 de septiembre de 2010

¿A QUÉ VENIMOS A ESTE MUNDO SINO ES APRENDER?

Navegando por los laberintos de la red, me encontré con un par de reflexiones ciertamente muy interesantes que quiero compartirles y como siempre, poner algo de mi picor, pues en esta vida todos, absolutamente todos, estamos aprendiendo y, cuando llega el día de nuestra muerte y vamos a nuestra tumba seguimos aprendiendo. Nunca dejaremos de aprender y estamos aprendiendo que la mejor aula de aprendizaje está a los pies de una persona mayor. Estamos aprendiendo que cuando estamos enamorados se nota, que nadie es perfecto hasta que te enamoras de esa persona, que cuando sólo una persona te dice “tú me alegraste el día” en verdad le alegran a uno el día.

Estamos aprendiendo que ignorar la realidad no cambia la realidad, que ser bondadoso es más importante que tener la razón, que cuando te amarras a tu amargura la felicidad amarrará en otro barco. Estamos aprendiendo que bajo la coraza más dura hay alguien que quiere ser apreciado y amado. Estamos aprendiendo en este mundo que no importa cuan serios nos obliga a ser nuestra vida, siempre necesitamos a un amigo para actuar espontáneamente. Estamos aprendiendo que todos queremos vivir en la cima de la montaña, pero la felicidad y el desarrollo ocurren mientras escalamos esa montaña. Estamos aprendiendo todos, pero todos, en este mundo que es mejor dar consejos sólo en dos ocasiones: cuando te lo piden y cuando es una situación en la que peligra una vida.

Estamos aprendiendo en este mundo que algunas veces todo lo que una persona necesita es una mano para entender y un corazón para entender. Estamos aprendiendo que en esta vida, en este mundo, que la vida es como un rollo de papel: mientras más se acerca a su fin, más rápido se acaba y estamos aprendiendo a que deberíamos estar contentos, que Dios nos dio absolutamente todo lo que pedimos. Estamos aprendiendo que el dinero no compra clase, que las pequeñas cosas de todos los días hacen la vida tan espectacular que cuando planeamos vengarnos de alguien estamos dejando que esa persona nos continue hiriendo. Estamos aprendiendo que el amor y No el tiempo, cierran todas las heridas. Estamos aprendiendo que la forma más fácil de crecer como personas es rodearnos de gente más capaces que nosotros.

Estamos aprendiendo que todos con los que nos encontramos se merecen que los recibamos con una sonrisa, que las oportunidades nunca se pierden; simple y sencillamente alguien tomará la que dejamos pasar, que debemos mantener nuestras palabras suaves y tiernas porque mañana tal vez nos las tengamos que tragar. Estamos aprendiendo que una sonrisa es la forma más económica de mejorar la apariencia y estamos aprendiendo que no podemos evitar el dolor, pero sí podemos deshacernos del sufrimiento. Eso, que ni que.

15 de septiembre de 2010

LA IMPORTANCIA DE PERDONAR

Y de nuevo escribiendo sobre una parte íntegra de nuestra composición humana, los valores. Si no se tienen valores uno se convierte en peor que bestia, pero no me refiero a las bestias ofendiendo a los sabios animales, sino a las bestias de cuentos de terror más horripilantes que puedan existir en la imaginación, en el universo, a esas me refiero. O a las cucarachas, porque no creo que pueda haber alguien que le gusten las cucarachas, en eso nos convertimos cuando no tenemos valores, y uno de esos valores es el perdón o la importancia de perdonar, como es que intitulo esta reflexión.

Tu vida esta plena de logros, lucha y grandes esfuerzos y aunque aveces no parezca cada día te vas acercando paso a paso a lo que tu quieres, pero ten cuidado, puedes tener un enemigo capaz de destruir sin piedad lo que con tanto trabajo has construido, sea poco o mucho y me refiero a tus propios resentimientos.

El resentimiento es como tomar un veneno para tratar de envenenar a otro. Mientras el dolor pasa, el rencor se queda, lo agravas como una herida que no se deja sanar. El resentimiento es un monstruo que puede tener el tamaño que le des, lo puedes alimentar con los pensamientos de queja y de autocompasión. Entre más lo crezcas, más partes de tu vida invadirá, la energía que le das a ese fantasma es la misma que puedes usar para construir tus sueños o la vida más plena y feliz que te mereces.

Quien no perdona sin darse cuenta poco a poco se aisla, empieza a olvidar o dejar de disfrutar lo grato de su vida. Con el rencor te haces más difícil lo difícil y lo agradable se opaca con el tormento de la amargura. Digno, no es quien resiente; digno es quien perdona. ¡Qué estúpida es la venganza que mantiene anclado al dolor! La venganza sabia es dejarlo ir, seguir adelante, es construirse en vez de destruirse.

El perdón es un regalo para sí mismo, es regalarse la paz, es soltar la carga, es decidir mirar la luz de nuevo y con determinación caminar hacia ella, hacia lo mejor de ti, de tu vida. No perdones para que el otro cambie, acéptalo: nunca las otras personas van a ser como tú quieres, yo creo que eso no depende de ti. No le des a nadie el poder de hacerte infeliz. Perdona porque decides hacerlo, retoma tu poder, tu inmensa capacidad de construir tu propia tranquilidad.

4 de septiembre de 2010

¿QUÉ IMPLICA SER VALIENTE?

En estos últimos días he compartido con todos quienes leen este espacio algunos de los tantos valores que distinguen al ser humano de las cucarachas, aquello que nos hace distintos a las bestias. Y en esta ocasión me quiero remitir a la valentía.

Hay que arriesgarlo todo, la vida necesita inmenso valor. Los cobardes simplemente existen, no viven porque toda su vida esta basada en el miedo y eso es peor que la muerte. Viven en una clase de paranoia y tienen miedo de todo y no solamente de cosas reales sino también de cosas irreales; le tienen miedo al infierno, a los fantasmas, a Dios, tienen miedo de mil y una cosas que ellos mismos u otros como ellos se han imaginado.

Es tanto el miedo que vivir se hace imposible y sólo los valientes pueden vivir, el primer paso para aprender es el valor. A pesar de todos los miedos, uno debe empezar a vivir y ¿por qué se necesita valor para vivir? Pues porque la vida es inseguridad; si les das demasiada importancia a la seguridad, a la estabilidad, a lo seguro permanecerás confinado en un pequeño rincón casi en una prisión fijada por ti mismo. Será segura esa prisión pero no tendrá vida, será segura tu vida pero no tendrá ni aventura ni éxtasis. La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas, en animarse, en hacer lo nuevo, en dejar atrás el pasado.

Se valiente y sacrifícalo todo por la vida, nada vale más que ella. No sacrifiques tu vida por pequeñas cosas, cosas insignificantes como el dinero, la seguridad económica, la estabilidad en una relación; nada de eso tiene valor. Uno tiene que vivir su propia vida tan totalmente como le sea posible, entonces, sólo entonces y únicamente entonces, la alegría llega. No antes, no después. Completa y absolutamente de acuerdo, que ni que, mis amigos.

1 de septiembre de 2010

LA CONFIANZA

En este rincón de la red para opinar y sobre todo para reflexionar, he hecho mucho hincapié en distintas ocasiones en eso que viene con nuestro cuerpo cuando nacemos. Es parte, incluso, de nuestra anatomía humana que vive dentro del corazón y, me refiero precisamente a los valores. Quien se olvida de ellos comienza a involucionar, es decir, ir hacia atrás y a convertirse en bestia. Los valores es lo que nos hace evolucionar y volar, y hoy en concreto quiero hablarles de la confianza en base a la manera en que personalmente la entiendo y la materializo con la gente que amo.

Pues bien, la confianza, podríamos decir que es casi como nuestra obligación actualmente. En un mundo como este, ¿cómo confiar en el mundo? El maestro más grande que pisó la Tierra, llamado Jesús (independientemente de cualquiera que sea su religión, que son muy respetables absolutamente todas las religiones del mundo), nos enseñó algo muy claro al referirse “al poner la otra mejilla”.

Poner la otra mejilla no es cuando a uno lo cacheteen, uno vaya pidiendo otra cachetada, no. Poner la otra mejila significa volver a confiar en la raza humana o volver a confiar en las personas. Incluso cuando nos den una cachetada, porque sólo quien confía, puede llegar a ver materializado lo más profundo de su corazón y sus anhelos más hermosos que hay para este mundo. Confiar es ensencial y fundamental para no caerse o no contaminarse o no dejarse arrastrar por lo que pareciera ser una gran oleada impura de lodo espeso que esta ocurriéndole al mundo.

Confiar es admitir y reconocer nuestros temores y enfretarlos cara a cara, es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Confiar es defender nuestros principios sin preocuparnos por lo que otros dirán. Confiar es escuchar a nuestro corazón, vivir nuestra vida y no aceptar sino lo que para nosotros es mejor. Confiar es tomar el primer paso, dar un gran salto o cambiar el destino, nuestro camino. Confiar es intentar lo que nadie supo hacer y creen imposible realizar. Confiar es mantener el espíritu en los desencantos y considerar las derrotas no como el fin, sino como un nuevo comienzo.

Confiar es creer que por fin las cosas mejorarán aunque por ahora parezcan peores. Confiar es tener responsabilidad sobre nuestras acciones y saber admitir nuestros errores sin culpar a los demás, es confiar no en los demás, sino en nuestra habilidad y esmero para triunfar. Confiar es negarse a rendirse, aunque la posibilidad nos intimide. Confiar es trazar nuestra meta, mantenernos bien en una meta y hallar soluciones para los obstáculos. Confiar es pensar en grande, apuntar muy alto y llegar muy lejos. Confiar es adoptar un sueño y hacerlo todo, arriesgarlo todo, no rendirse jamás ante ningún obstáculo para tornarlo realidad. Eso es confiar y es uno de nuestros valores que vive en el corazón. ¡Que ni que!