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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


22 de junio de 2014

No me apruebes, acéptame

Quiero que me aceptes y no que me apruebes. Aceptarme se refiere al hecho de que nada puedes hacer para cambiar mi esencia o exigirme que me amolde totalmente a tus gustos y expectativas. No queda más remedio: me aceptas como soy y seguimos juntos o no me aceptas como soy y sigo solo. Aprobarme, en cambio, implica un juicio de valor. Es un “sí” que no me gusta. ¿Por qué deberías aprobarme o desaprobarme como persona? Esperar que me apruebes moral o éticamente para estar conmigo no va con mis principios. Es que no quiero participar de ninguna sociedad donde sea socio minorista. No me interesa. No quiero ser “aprobado” para ser amado. Mira bien, esto es lo que soy. Si me sometiera a tu complacencia, sería menos que tú como persona, te otorgaría el derecho a evaluarme, y eso no va a ocurrir. Ámame sin exámenes de admisión, marca tus límites y dímelos; yo veré cómo no traspasarlos. Y si no fuera capaz, me alejaría de inmediato, sin angustias ni quebrantos. Amar es no juzgar.