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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


25 de abril de 2019

Fragmentos de un Evangelio Apócrifo

Alguna vez, Jorge Luis Borges, uno de mis autores favoritos, escribió algo extraordinario que quiero compartirles. A ver qué les parece. Y él escribió: «Fragmentos de un evangelio apócrifo».

  • Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra.
  • Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto.
  • Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria.
  • No basta ser el último para ser alguna vez el primero.
  • Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen.
  • Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a sí mismo.
  • Bienaventurados los mansos, porque no condescienden a la discordia.
  • Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.
  • Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha está en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio.
  • Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios.
  • Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano.
  • Nadie es la sal de la tierra, nadie, en algún momento de su vida, no lo es.
  • Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea. Dios la verá.
  • No hay mandamiento que no pueda ser infringido, y también los que digo y los que los profetas dijeron.
  • El que matare por la causa de la justicia, o por la causa que él cree justa, no tiene culpa.
  • Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos.
  • No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.
  • Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide…
  • No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces.
  • No jures, porque todo juramento es un énfasis.
  • Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.
  • Yo no hablo de venganza ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón.
  • Hacer el bien a tu enemigo puede ser obra de justicia y no es arduo; amarlo, tarea de ángeles y no de hombres.
  • Hacer el bien a tu enemigo es el mejor modo de complacer tu vanidad.
  • No acumules oro en la tierra, porque el oro es padre del ocio, y éste, de la tristeza y el tedio.
  • Piensa que los otros son justos y lo serán, y si no es así, no es tuyo el error.
  • Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida.
  • Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.
  • Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar…
  • La puerta es la que elige, no el hombre.
  • No juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras; pueden ser peores o mejores.
  • Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena…
  • Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia.
  • Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas.
  • Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán a luz a sus días.
  • Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.
  • Felices los felices.


24 de abril de 2019

Lo que vendrá, vendrá y lo acepto

Dejaré de afirmar que mi realización está en el futuro.
Es ahora cuando debo realizarme,
hacer fructificar mis potencialidades.
Seré lo que soy y no lo que los otros quieren que sea.
Lo que no soy, nunca lo seré.
Lo que en verdad soy, lo seré siempre.
No guiaré mis acciones por miedo a castigos infernales
o por codicia de premios celestiales.
Si Dios no está aquí, no está en ninguna parte.
Si yo no estoy aquí, no estoy en ninguna parte.
Si hay un más allá, no necesito saberlo ahora.
Cuando venga lo que tiene que venir,
si es algo, nada me impedirá saberlo.
Si es nada, yo también seré nada.
¿Por qué entonces angustiarme?
Aceptaré las leyes proclamadas por la colectividad,
pero en mi mente y en mi corazón
permaneceré libre de pensar y amar lo que desee.

Comprenderé asimismo, que lo que hay en el mundo
no define la esencia del mundo.

Un montón de basura en un cáliz de oro no le quita calidad,
sólo lo ensucia momentáneamente.
Hay violencia en él, egoísmo, fanatismo, pero el mundo no es eso:
a pesar de la abundancia de hechos negativos,
es un paraíso básico, un terreno que yo debo limpiar
y utilizar de forma positiva.

Extraer la basura del cáliz y en su lugar poner un diamante.
La existencia es sagrada. Y todo lo que obtenga, lo compartiré con otros.


17 de abril de 2019

Carta a mi futura esposa...

Hola, futura esposa:
Ya sea que estés leyendo esto antes de conocerme, o que te topes con esto luego de haberlo hecho, quiero que sepas unas cuantas cosas.
El motivo por el que escribo esto es porque no puedo dejar de pensar en ti, y no puedo dejar de imaginar lo feliz que seré. Toma esto como una promesa de que lo haré lo mejor que pueda para ser el mejor hombre para ti.
Puede ser que aún no sepa de todas las dificultades que vienen con un compromiso de por vida, pero he tenido suficiente experiencia en relaciones para saber lo que quiero y cómo imagino mi vida con la persona con la que me comprometeré: tú.
Los que me rodean son una fuente continua de educación e inspiración sobre cómo quiero que sea nuestra relación.
Prometo hacer mi mejor esfuerzo para hacer que brilles a diario, así que cuenta con muchas sorpresas. Tu sonrisa será mi prioridad.
Prometo que siempre te miraré con la misma adoración con la que lo hice el momento en que me di cuenta de que te amaba.
Prometo intentar encender la misma chispa que veo en tus ojos cuando estás sorprendida, inspirada, motivada o cuando te estás inclinando para besarme.
Prometo tomar tu mano cuando tengamos 80 años con la misma alegría con que lo hice cuando cruce esa línea y la tomé por primera vez. Juro nunca dejar que el estar conmigo deje de ser excitante. Te sorprenderé con el lugar, el motivo, o con la misma actividad que hagamos.
Prometo mantenerte adivinando a dónde iremos luego. Prometo hacer lo mejor que pueda para siempre ser interesante para ti. Me seguiré reinventando, buscando nuevos hobbies, nuevos conocimientos y nuevos intereses para mantenerte a ti, y a mí mismo, entretenidos.
Prometo tener nuevas historias para compartir contigo, y quizás contar las mejores nuevamente si insistes. Nuestra amistad continuará creciendo con el paso de los años.
Juro desafiarte a que te desafíes a ti misma para ser mejor. A hacerte pensar de un modo distinto. Prometo intentar alimentarme de tu energía luminosa que me inspirará a hacer lo mismo conmigo mismo. Haré lo mejor que pueda para asegurarme de que por tu mente nunca se cruce la idea de que estás aburrida.
Incluso en el dolor y oscuridad, prometo mostrarte los distintos matices de oscuridad y ayudarte a encontrar esos pequeños rayos de luz que siempre están ahí si los buscas. Después de todo, siempre hay algo peor que lo peor y mejor que lo mejor. Todo es relativo.
Prometo besarte, a lo largo de nuestra vida juntos, con la misma pasión que la primera vez que sentí tus labios en los míos. Cuando nos besemos, quiero detener el tiempo. Sólo tú y yo sumergidos en nuestros sentimientos.
Prometo esforzarme por ser un modelo a seguir para nuestros hijos. Quiero que tanto tú como ellos me vean como una fuente de motivación. Quiero inspirarlos del mismo modo en que mi padre me inspira a mí.
Prometo esforzarme y amar a tu familia tanto como tú la amas y estar de su lado tanto como lo estoy del tuyo.
Prometo escucharte siempre que necesites ser escuchada. Cuando quieras hablar sobre algo en específico o cuando quieras consejo. Incluso escucharé las cosas que intentas decirme cuando ni siquiera hablas. Prometo escucharte siempre.
Durante nuestra vida juntos, prometo asegurarme de que siempre te sientas que eres el centro del hogar. Sé que lo serás, y siempre intentaré mostrar mi agradecimiento hacia ti por ello. Ser el hombre de la casa no es nada sin la mujer.
Prometo nunca bajar la guardia en lo que se trata de cuidar de nosotros. Sé que no te sentirás satisfecha con lo mínimo.
Prometo hacer todo lo que pueda por ti sin quitarte tu independencia física, intelectual o emocional.
Prometo crear tradiciones familiares y asegurarme de que tu legado viva por siempre a través de nuestros hijos.
Prometo encapsular el momento en el que me di cuenta de que te amaba, y que daré lo mejor de mí para no dejar que ese sentimiento se disipe, y que lo reviviré constantemente, siempre.


15 de abril de 2019

Sin fecha de caducidad

Hace ya muchos años, un hombre, con una herida muy profunda, dejó de creer en el amor. Dejó de creer en la mayor energía del Universo.
Estaba separado del resto y así lo deseaba. Lo deseaba con toda el alma, por ese dolor monstruoso, que hizo partirse en dos y en miles de pedazos su corazón. Un corazón que siempre volaba libre, sin miedos, sin corazas; hasta el día que cayó por el peor precipicio. Un precipicio con un fondo lleno de estacas y brasas sedientas de fuego voraz.
No creía en el ser humano, por su maldad, su arrogancia, sus tentaciones diabólicas. Ese hombre donde algún día tuvo ilusiones, sueños y amor; de repente solo tenía oscuridad, desilusiones y temores. Miedos. Los mismos por los que algún día logró las mayores victorias, pero que finalmente sucumbió ante ese miedo. Ante la maldad de su misma raza. La peor derrota.
Se perdió. Creía y lo aceptaba, que nunca jamás volvería a encontrarse, ni a volar junto a su corazón libre. No creía en nada. Miraba a su alrededor, y solo veía amores vestidos de trajes impolutos, de las mejores marcas. Una mísera hipocresía, allá donde clavara su mirada.
Aquel hombre, empezó a “vivir”, siendo consciente que nunca jamás encontraría ese amor puro, de alma, lleno de luz. Sin fechas de caducidad. Aunque siempre, en su corazón oxidado, siempre se hallaba un resquicio de luz; pero él lo tapaba, con sus recuerdos malvados y su memoria tirana.
Iluso de él, que creía cerradas y tapiadas las puertas del amor, vio de repente, por “casualidad” a una mujer. Una mujer con sus mismos miedos, y la misma oscuridad por la que sus ojos empuñaban los pasos. Una mujer aún con ilusiones, pero con grandes desilusiones y la misma alma partida en dos.
Un encuentro como si ya estuviera planeado con antelación. Si las mismas almas se hubieran citado, mucho antes que sus miradas se cruzaran. Es posible o tal vez, que planeado incluso mucho antes de que pisaran por primera vez, con pies desnudos, la madre tierra.
El encuentro de aquél hombre y la mujer, fue el primero de muchos. El primero de algo que no tendría fin. Ambos se volvieron a desnudar, y empezaron a descubrir, que el tiempo solo era una ilusión, el miedo una barrera mental, y que el amor es y sería eterno. Por siempre.
“Las cosas más bellas de la vida, se encuentran detrás del miedo. Allí, tal vez, resida el amor. El amor eterno.”