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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


31 de mayo de 2021

Hacia una nueva era

Hace un año que no escribía por aquí. El 2020 fue un año que siempre recordaremos porque marcó nuestras vidas, las transformó. Poco a poco, el encierro y el aislamiento fueron una realidad con la que tendríamos que aprender a vivir muchos de nosotros. 

Los días, semanas y meses fueron transcurriendo, lo que iba a ser temporal, se tornó en un año y luego más. Los "semáforos" que las autoridades idearon de rojo a verde para alertarnos de los contagios, de las muertes diarias y del peligro de enfermarse, fueron cambiando muy lentamente, estando el color verde muy lejos de ocurrir. La “normalidad” del cómo antes nos movíamos, estudiábamos, trabajábamos, y nos relacionábamos, no ha regresado del todo, ni regresará.

El mundo como lo conocíamos ya no existe; ya es otro. Emprendimos muchos cambios y nuevos procesos que nos han obligado a desarrollar, con creatividad y sin miedo, diversas maneras de vivir, sentir, aprender y convivir. 

Echo de menos esa libertad de ir a cualquier parte sin temor a enfermarse, he extrañado la presencia de muchas personas, principalmente de mi familia. Se echa de menos la cercanía, los abrazos, los besos. ¡Y qué decir de ver a los ojos sin depender de una pantalla! Desde nuestros hogares, muchos de nosotros hemos visto y vivido el cambio de estaciones. Floreaban las plantas cuando iniciamos esta transición y hoy de nuevo están gloriosas y los árboles reverdecen. No olvidaré jamás la ausencia de varios seres queridos que dejaron este mundo. 

Pienso que la gran mayoría, desde que toda actividad se suspendió, hemos tenido esta oportunidad de reflexionar y a poco más de esta experiencia, como individuos, como país y como esa universalidad de seres humanos, estamos en un proceso de cambios que tomarán tiempo pero confío que con el tiempo serán positivos. Aceptar nuestra interdependencia, ver la destrucción que hemos causado a nuestro frágil planeta, percibir el deber que tenemos todos de contribuir a corregir, comprometernos a vivir reconociendo la importancia de los valores y nuestro ejemplo, aceptando que cada uno tenemos la obligación de participar en la transformación que deseamos ver en nuestra sociedad.

Hacia una nueva era, no te olvides de observar el amanecer por lo menos una vez al año, y si vas a estrechar la mano de alguien, hazlo con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos. Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra. Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa, por simple que parezca, que alguien recuerde fechas importantes, es un detalle especial.

Otro consejo: evita a las personas negativas; por trillado que suene, siempre tienen un problema para cada solución. Procura en su lugar, mantenerte rodeado de personas inteligentes y que tengan actitud positiva. Siempre he creído que no existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.

Algo muy importante: no hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el cabello. Esas personas ya lo saben. Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche, es decir, dile al débil que es fuerte y lo verás hacer fuerza. La motivación es indispensable.

Nunca hay que prometer algo, si no se está dispuesto a cumplir. Aprendiendo eso y poniéndolo en práctica, seremos mejores personas. Hay que hacer lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen. Sé que a veces no hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necios.

Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades. Escuché un proverbio que dice: "sin deudas, sin peligro". Aprende también a compartir con los demás y descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.

No perdamos nunca el sentido del humor y aprendamos a reírnos de nuestros propios defectos. No esperemos tampoco que otro sepa lo que se quiere si no lo dices, aunque el silencio sea a veces la mejor respuesta a muchas interrogantes.

No deseches nunca una buena idea porque no te gusta de quien venga, pero cuando necesites un consejo profesional, pídelo a profesionales y no a amigos. Aprende a distinguir quiénes son tus amigos y quiénes son tus enemigos; ya sabes lo que dicen: "hay que tener a nuestros amigos cerca..."

Nunca hay que envidiar, la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al talento. Y recuerda que la felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo recorres, sobre todo en esta nueva era. Ahora, que si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, simplemente disfruta al máximo de todo lo que se encuentra en el camino, sea mucho o sea poco.