Hay una Mujer que tiene algo de Dios,
Por la inmensidad de su Amor.
Y mucho de ángel por la
incasable
solicitud de sus cuidados.
Una Mujer que siendo joven,
tiene la reflexión de una
anciana.
Y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud.
Una Mujer que si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio.
Y si es instruida se acomoda
a la simplicidad de los niños.
Una Mujer que siendo pobre,
se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
sus tesoros para no sufrir
en su corazón la herida la de
ingratitud.
Una Mujer que siendo vigorosa,
Se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a
veces
con la bravura del León.
Una Mujer que mientras vive
no la sabemos estimar porque
a su lado los dolores se
olvidan,
pero después de muerta,
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo...
Un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus
labios.
De esa Hermosa Mujer, no me pidas el
nombre,
si es que no quieres empape de lágrimas
el pañuelo...
¡Esa Mujer ya la estoy viendo por mi
camino...
Ella, es ni más ni menos, que mi Bella
Madre!
Por la inmensidad de su Amor.
Y mucho de ángel por la
incasable
solicitud de sus cuidados.
Una Mujer que siendo joven,
tiene la reflexión de una
anciana.
Y en la vejez trabaja con
el vigor de la juventud.
Una Mujer que si es ignorante,
descubre los secretos de la vida
con más aciertos que un sabio.
Y si es instruida se acomoda
a la simplicidad de los niños.
Una Mujer que siendo pobre,
se satisface de los que ama.
Y siendo rica daría con gusto
sus tesoros para no sufrir
en su corazón la herida la de
ingratitud.
Una Mujer que siendo vigorosa,
Se estremece con el llanto de un niño,
y siendo débil se reviste a
veces
con la bravura del León.
Una Mujer que mientras vive
no la sabemos estimar porque
a su lado los dolores se
olvidan,
pero después de muerta,
daríamos todo lo que somos
y todo lo que tenemos
por mirarla de nuevo...
Un solo instante,
por recibir de ella un solo abrazo,
por escuchar un solo acento de sus
labios.
De esa Hermosa Mujer, no me pidas el
nombre,
si es que no quieres empape de lágrimas
el pañuelo...
¡Esa Mujer ya la estoy viendo por mi
camino...
Ella, es ni más ni menos, que mi Bella
Madre!