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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


1 de septiembre de 2010

LA CONFIANZA

En este rincón de la red para opinar y sobre todo para reflexionar, he hecho mucho hincapié en distintas ocasiones en eso que viene con nuestro cuerpo cuando nacemos. Es parte, incluso, de nuestra anatomía humana que vive dentro del corazón y, me refiero precisamente a los valores. Quien se olvida de ellos comienza a involucionar, es decir, ir hacia atrás y a convertirse en bestia. Los valores es lo que nos hace evolucionar y volar, y hoy en concreto quiero hablarles de la confianza en base a la manera en que personalmente la entiendo y la materializo con la gente que amo.

Pues bien, la confianza, podríamos decir que es casi como nuestra obligación actualmente. En un mundo como este, ¿cómo confiar en el mundo? El maestro más grande que pisó la Tierra, llamado Jesús (independientemente de cualquiera que sea su religión, que son muy respetables absolutamente todas las religiones del mundo), nos enseñó algo muy claro al referirse “al poner la otra mejilla”.

Poner la otra mejilla no es cuando a uno lo cacheteen, uno vaya pidiendo otra cachetada, no. Poner la otra mejila significa volver a confiar en la raza humana o volver a confiar en las personas. Incluso cuando nos den una cachetada, porque sólo quien confía, puede llegar a ver materializado lo más profundo de su corazón y sus anhelos más hermosos que hay para este mundo. Confiar es ensencial y fundamental para no caerse o no contaminarse o no dejarse arrastrar por lo que pareciera ser una gran oleada impura de lodo espeso que esta ocurriéndole al mundo.

Confiar es admitir y reconocer nuestros temores y enfretarlos cara a cara, es tener la fortaleza de pedir ayuda y la humildad de aceptarla. Confiar es defender nuestros principios sin preocuparnos por lo que otros dirán. Confiar es escuchar a nuestro corazón, vivir nuestra vida y no aceptar sino lo que para nosotros es mejor. Confiar es tomar el primer paso, dar un gran salto o cambiar el destino, nuestro camino. Confiar es intentar lo que nadie supo hacer y creen imposible realizar. Confiar es mantener el espíritu en los desencantos y considerar las derrotas no como el fin, sino como un nuevo comienzo.

Confiar es creer que por fin las cosas mejorarán aunque por ahora parezcan peores. Confiar es tener responsabilidad sobre nuestras acciones y saber admitir nuestros errores sin culpar a los demás, es confiar no en los demás, sino en nuestra habilidad y esmero para triunfar. Confiar es negarse a rendirse, aunque la posibilidad nos intimide. Confiar es trazar nuestra meta, mantenernos bien en una meta y hallar soluciones para los obstáculos. Confiar es pensar en grande, apuntar muy alto y llegar muy lejos. Confiar es adoptar un sueño y hacerlo todo, arriesgarlo todo, no rendirse jamás ante ningún obstáculo para tornarlo realidad. Eso es confiar y es uno de nuestros valores que vive en el corazón. ¡Que ni que!

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