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«No existe sabio que lo sepa todo, ni ignorante que no sepa nada».


3 de junio de 2011

CADA UNO DA LO QUE POSEE

Esta tarde de viernes les escribo para compartirles un cuento hindú, que leí hace un par de semanas pero que me ha hecho reflexionar en gran medida por acontecimientos recientes en mi vida personal, probablemente también académica.

Alguna vez una persona perversa decidió hacerle un regalo a otra muy humilde. Esta persona le caía muy mal a aquella persona perversa e irónicamente manda preparar una bandeja llena de basura y desperdicios. En presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con alegría por el agasajado, que era esa persona humilde. Gentilmente, el agasajado humilde agradece y pide que lo espere un instante a quien se lo entregó, ya que le gustaria poder retribuir la gentileza. Tira la basura de la bandeja, la lava, la cubre de flores, y la devuelve con un papel, donde dice: “Cada uno da lo que posee”.

La lección de este pequeño cuento es que no debemos entristecernos con la actitud de algunas personas, no debemos perder nuestra serenidad. La rabia hace mal a la salud, el rencor daña el hígado y la tristeza envenena el corazón. Los seres humanos debemos dominar nuestras reacciones emotivas.

Sean dueños de sí mismos, no arrojen leña en el fuego de su aborrecimiento, no pierdan su calma. Piensen antes de hablar y no cedan a su impulsividad. Recuerden algo: cuando reciban un regalo como el de esta persona que recibió basura y desperdicios, cuando reciban palabras, acciones, correos electrónicos, comentarios… Recuerden que cada persona da y es capaz de dar lo que posee, nada más. Y se sentirán completamente aliviados. Si ustedes poseen cacahuate, nada más podrán dar cacahuate; si entendemos ese proceder de las personas, a eso le podemos llamar “amor”, para nosotros mismos. No hay más.

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