Quiero hablarles esta mañana de un par de valores humanos, que son la unión o la solidaridad, aquello que nos hace parte de otro ser humano y las sociedades más avanzadas en este planeta, las que ganan los mundiales de futbol porque una selección es el reflejo de cómo está una sociedad, no al revés. Por eso los valores; quien deja hablar de ellos o quien deja de concebir la palabra “valor” quiere decir que va en dirección contraria a la vida, va hacia la época de piedra, quiere volver a ser primate o se vuelve una vil y vulgar cucaracha.
¿No se han preguntado que pasaría si un día al despertar nos diéramos cuenta de que somos mayoría? ¿Qué creen que pasaría si de pronto una injusticia, sólo una, fuese repudiada por todos? Todos que somos todos, no unos, no algunos sino Todos. ¿Qué pasaría si en vez de seguir divididos nos multiplicamos, nos sumamos y restamos al enemigo que interrumpe nuestro paso? ¿Qué pasaría si nos organizáramos y al mismo tiempo enfrentáramos sin arma en silencio, sin manifestaciones, pero si en multitudes, en millones de miradas la cara a los opresores, sin “vivas”, sin aplausos, sin sonrisas, sin palmadas en los hombros, sin preferencias políticas? O como diría el propio Mario Benedetti, que pareciera trabalenguas pero no lo es: “¿Qué pasaría si yo pidiera por ti, quie estás tan lejos y tú pidieras por mi que estoy tan lejos y ambos por los otros que están muy lejos y los otros pidieran por nosotros aunque estemos lejos?” “¿Qué pasaría si pusiéramos el cuerpo y el corazón en vez de lamentarnos?” “¿Qué pasaría si rompiéramos las fronteras y avanzamos, avanzamos y avanzamos?” “¿Qué pasaría si quemamos todas las banderas sin diferencias teniendo tan sólo una bandera única, la nuestra?” Yo agregaría que quizá ninguna, pues no la necesitamos. Desde el ángulo en el que me encuentro yo me preguntaría ¿qué pasaría si de pronto dejamos de ser jueces, holgazanes, cobardes, hipócritas e interesados para comenzar a ser humanos? No lo se, como diría el Maestro Benedeti “¿Qué pasaría?”
¿No se han preguntado que pasaría si un día al despertar nos diéramos cuenta de que somos mayoría? ¿Qué creen que pasaría si de pronto una injusticia, sólo una, fuese repudiada por todos? Todos que somos todos, no unos, no algunos sino Todos. ¿Qué pasaría si en vez de seguir divididos nos multiplicamos, nos sumamos y restamos al enemigo que interrumpe nuestro paso? ¿Qué pasaría si nos organizáramos y al mismo tiempo enfrentáramos sin arma en silencio, sin manifestaciones, pero si en multitudes, en millones de miradas la cara a los opresores, sin “vivas”, sin aplausos, sin sonrisas, sin palmadas en los hombros, sin preferencias políticas? O como diría el propio Mario Benedetti, que pareciera trabalenguas pero no lo es: “¿Qué pasaría si yo pidiera por ti, quie estás tan lejos y tú pidieras por mi que estoy tan lejos y ambos por los otros que están muy lejos y los otros pidieran por nosotros aunque estemos lejos?” “¿Qué pasaría si pusiéramos el cuerpo y el corazón en vez de lamentarnos?” “¿Qué pasaría si rompiéramos las fronteras y avanzamos, avanzamos y avanzamos?” “¿Qué pasaría si quemamos todas las banderas sin diferencias teniendo tan sólo una bandera única, la nuestra?” Yo agregaría que quizá ninguna, pues no la necesitamos. Desde el ángulo en el que me encuentro yo me preguntaría ¿qué pasaría si de pronto dejamos de ser jueces, holgazanes, cobardes, hipócritas e interesados para comenzar a ser humanos? No lo se, como diría el Maestro Benedeti “¿Qué pasaría?”
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