Y luego de ya haber pasado casi un mes sin escribirles, hoy quisiera plantearles una pregunta interesante: ¿Cuál es la responsabilidad más grande que puede tener un ser humano? ¿Se lo han preguntado, a caso? Pues la responsabilidad de saber que todos y cada uno de nosotros somos los únicos dueños de lo que sucede en nuestra vida, de lo que hayamos logrado o no lo hayamos logrado, de aquellas cosas que nos llegan a suceder en la vida, somos los únicos responsables. Y les escribo esto a colación de ciertas conclusiones a las que he llegado a raíz de haber reflexionado en los últimos días, concretamente este fin de semana.
La responsabilidad significa despertar, implica darse cuenta de que en nuestras manos está aquello que buscamos. Responsabilidad significa dejar de culpar a todo y a todos por las cosas que nos suceden, así nos hayan sucedido cuando eramos niños o nos hayan maltratado o nos hayan hecho lo que nos hayan hecho cuando éramos niños, adolescentes o en cualquier momento. La única responsabilidad que tenemos es para con nosotros mismos y saber que no podemos culpar a las situaciones, a las cosas y a las personas por aquello que nos sucede. Porque la única manera de salir adelante en esta vida no es culpar a los demás de lo que nos está sucediendo. Nosotros somos los arquitectos de nuestra vida y si esta no nos ha sido tan favorable hasta ahora, el futuro puede cambiar y depende especialmente de uno mismo. Si se ha tenido muchos fracasos, déjenme decirles que están en una excelente posición para comenzar una nueva vida. Si, desde tu punto de vista, eres fracasado, eres experto en conocer cómo no deben hacerse las cosas. ¿No creen?
Cuando se sabe qué es lo errado, no lo repetiremos en el futuro y nos acercaremos más a aquellos que anhelamos alcanzar. Por eso no esperemos al momento ideal. Es más, desde el instante en que terminen de leer esto que les comparto, sus vidas pueden tomar uno de dos rumbos: el triunfo o el fracaso, la felicidad o la infelicidad; es al final de cuentas su decisión de tomar uno u otro sendero, la forma de hacerlo es dejar de culpar a los demás, asumir nuestra propia responsabilidad y girar hacia una actitud mental completamente diferente a la que se ha tenido.
Eliminemos juntos, esas expresiones de “Si no fuera por…”. “Si no fuera por mi padre, yo hubiera hecho…”; “Si no fuera por este Gobierno, yo estaría…”; “Si tuviera dinero…”; “Si hubiera tenido dinero mi familia hubiera sido así o asado…”; “Si me considerarán más en mi trabajo o en mis clases…”; ¡No! Nada soluciona el culpar a los demás. Si las cosas le suceden a uno, pues es en gran parte la responsabilidad de uno mismo. ASÚMELA Y TU VIDA CAMBIARÁ. Que ni qué.
No hay comentarios:
Publicar un comentario