La severa crisis económica que vive Grecia y la ausencia de instrumentos en la Unión Europea para acudir en rescate de uno de sus miembros, han puesto en evidencia serias falencias del sistema de convergencia macroeconómica que sirve de soporte a la Unión Monetaria.
Si no se logra una solución pronta y eficaz de la crisis griega o si la pérdida de confianza se extiende por la situación que viven España, Portugal, e Irlanda; estaríamos a las puertas del primero y más serio tropiezo que ha tenido que afrontar la Eurozona.
Un eventual colapso de la economía griega simbolizaría la ineficacia de la Unión Monetaria para garantizar el cumplimiento de las mencionadas metas, pues ha quedado en evidencia el desfase entre la fijación comunitaria de los parámetros; al mismo tiempo que los países mantienen autonomía sobre el manejo de los precios.
Uno de los principales instrumentos de cohesión europea ha sido el establecimiento de fondos estructurales que transfieren, en calidad de donación, cuantiosos recursos a los países de menor desarrollo para garantizar un mejor balance regional y desestimular movimientos migratorios desordenados hacia los países más desarrollados de la región, lo cual estaría facilitado por la existencia de la libertad migratoria entre los miembros de la Eurozona.
Cabe resaltar que la Unión Europea adoptó como símbolo para la moneda común la letra griega épsilon, correspondiente a la inicial de Europa como un reconocimiento al gran legado cultural, jurídico y político que el continente recibió de la sociedad helénica. Ahora salvar a Grecia se ha convertido en el primer y más severo desafío a la supervivencia misma de la Unión Monetaria.
En conclusión no podemos hablar de contagio, pero sí de que padecemos una enfermedad similar en menor grado de desarrollo. El Reino Unido, al que tanto le gusta criticar a España está peor que nosotros. Tal y como ya anticipábamos en 2009 todos estos rescates generan un desfase financiero que asumen las arcas públicas, después los problemas financieros se fiscalizan y por último se trasladan a los precios y lo acabaremos pagando con inflación, que en muchos países ya está siendo mayor de lo esperado.
Si no se logra una solución pronta y eficaz de la crisis griega o si la pérdida de confianza se extiende por la situación que viven España, Portugal, e Irlanda; estaríamos a las puertas del primero y más serio tropiezo que ha tenido que afrontar la Eurozona.
Un eventual colapso de la economía griega simbolizaría la ineficacia de la Unión Monetaria para garantizar el cumplimiento de las mencionadas metas, pues ha quedado en evidencia el desfase entre la fijación comunitaria de los parámetros; al mismo tiempo que los países mantienen autonomía sobre el manejo de los precios.
Uno de los principales instrumentos de cohesión europea ha sido el establecimiento de fondos estructurales que transfieren, en calidad de donación, cuantiosos recursos a los países de menor desarrollo para garantizar un mejor balance regional y desestimular movimientos migratorios desordenados hacia los países más desarrollados de la región, lo cual estaría facilitado por la existencia de la libertad migratoria entre los miembros de la Eurozona.
Cabe resaltar que la Unión Europea adoptó como símbolo para la moneda común la letra griega épsilon, correspondiente a la inicial de Europa como un reconocimiento al gran legado cultural, jurídico y político que el continente recibió de la sociedad helénica. Ahora salvar a Grecia se ha convertido en el primer y más severo desafío a la supervivencia misma de la Unión Monetaria.
En conclusión no podemos hablar de contagio, pero sí de que padecemos una enfermedad similar en menor grado de desarrollo. El Reino Unido, al que tanto le gusta criticar a España está peor que nosotros. Tal y como ya anticipábamos en 2009 todos estos rescates generan un desfase financiero que asumen las arcas públicas, después los problemas financieros se fiscalizan y por último se trasladan a los precios y lo acabaremos pagando con inflación, que en muchos países ya está siendo mayor de lo esperado.
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